sábado, 6 de diciembre de 2008

La Iglesia vasca, uno de los sustentos de ETA


La gente de ETA son unas gentes, a veces, maravillosas". Esta frase no la ha pronunciado ningún miembro de la banda terrorista. Tampoco un familiar o un miembro de Batasuna o de las organizaciones que amparan o apoyan sus acciones violentas. Quien ha hecho esta afirmación es un sacerdote. Se trata de Mikel Epalza, el párroco de Sokoa, un municipio del sur de Francia que ha sido históricamente un santuario para los etarras huidos de nuestro país.

Algunos sacerdotes, sobre todo en Guipúzcoa, equiparan a víctimas y verdugos. El inspirador de esta tesis no es otro que José María Setién, el polémico ex obispo de San Sebastián que en la actualidad ejerce de asesor del lehendakari Ibarretexe. Un Setién relajado y confiado mostró ante los reporteros su auténtica cara: "Yo tengo que apoyar a las víctimas en sus reivindicaciones, pero a mí que no me pidan que, para que yo sea defensor de las víctimas, tenga que adoptar una posición de españolista que no puedo adoptar frente a las otras víctimas, los presos de ETA con su posición vasquista, separatista".

Setién está a la cabeza de los sacerdotes que se niegan a celebrar misas por las víctimas de ETA. Para comprobar si ahora, en pleno proceso de paz, esto sigue sucediendo, los reporteros acompañaron a la viuda de un dirigente político asesinado por ETA a pedir una misa conmemorativa en distintas iglesias de Guipúzcoa. En todas recibió la misma negativa. Se le puede dedicar una misa a la víctima, pero sin decir los apellidos ni el motivo del fallecimiento del difunto.

En cualquier caso, nadie en la iglesia vasca se plantea pedir perdón a las víctimas por tibieza a la hora de condenar el terrorismo. Ni siquiera José Ramón Treviño, que fue condenado por colaboración con banda armada cuando era arcipreste de Irún, tiene el menor remordimiento. Treviño escondió en su parroquia a dos miembros de un comando que acababa de cometer tres asesinatos en Cantabria. El religioso siempre contó con el apoyo del obispo y no fue expulsado de la Iglesia. Después de cumplir su condena, ejerce de delegado de Cáritas en San Sebastián.

Cuando se le pregunta si la Iglesia vasca debe pedir perdón a las víctimas ésta es su respuesta: "La Iglesia apoyó el levantamiento de Franco, cuidado, que aquí tenemos mucho que decir. Rouco y compañía también. La Iglesia española todavía no nos ha pedido perdón por apoyar una violencia ilegítima, terrorista pues".

En el funeral por la última víctima de ETA, Ignacio Uría Mendizábal, el líder del PP del País Vasco arremetió contra el Obispo de San Sebastián, monseñor Uriarte.

"no hizo ni una sola referencia al terrorismo", ni citó la palabra asesinato, con lo que parecía que la muerte del empresario "había sido una fatalidad o una cuestión de caza".

"En esa homilía se habló de todos los derechos, de todas las violencias, se habló de los eufemismos de Batasuna, de los eufemismos nacionalistas, se intentó desacreditar la eficacia de la Justicia y además hubo continuos guiños a la negociación con ETA", criticó.

Asimismo, señaló que Uriarte habló de cuestiones como "la paz posible, la paz del diálogo", en una homilía "muy poco comprometida y eufemística", que mantuvo, a su juicio, un "tono de negociación".

"Una homilía que no centraba el asunto ni planteaba el problema. Lo digo claramente, no se puede estar con Dios y con el diablo. La sociedad vasca necesita líderes políticos y también religiosos que den la cara contra el terrorismo, que marquen un discurso de dignidad, que pongan las cosas en su sitio, que no sean indiferentes y que se mojen", agregó.

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